Vuelta por la vecindad
Todo puede cambiar El cielo está enegreciendo y aun no levantas la ropa tirada a mitad del patio, el café se calienta despacio y las palomas han vuelto a instalarse bajo la ventana; la gente que recorre las calles aledañas te resulta cotidianamente conocida. Hoy de entre los rostros familiares aparece ella, un nuevo perfíl y unos ojos profundos de charco, ahora sólo piensas en descubrirla. Bajo las escaleras Jamás imaginaste que fuera a aparecer por la vecindad ahí estaba como margarita deshojandose, postrada en la escalera mientras las plantas del patio le hablaban. Recordabas haberla visto en el parque el sábado. Recordabas haberla visto más allá de tus sueños. |
miércoles, agosto 11, 2004
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